El arte surrealista

14.08.2015 08:45

París, 1924. Tras la posguerra, el artista André Breton estimaba y exigía un nuevo arte que indagara en lo más profundo del ser humano para poder comprenderlo en su totalidad. Implementó la teoría psicoanalista de Sigmund Freud como un método de creación artística.

Para los surrealistas, el arte nace de la falta de control mental que intenta plasmar por medio de formas abstractas o simbólicas, las imágenes de la realidad más profunda del ser humano, manifestando el mundo del inconsciente y de los sueños. Para lograrlo emplean el aislamiento de fragmentos anatómicos, elementos incongruentes, metamorfosis y la evocación al caos.

El pensamiento oculto y prohibido será una fuente de inspiración para descubrir en el erotismo realidades  fantasiosas que le darán un trato impúdico; también voltearon a ver a los pueblos primitivos y al arte infantil. En este arte, lo que realmente importaba era la propia realización.

Dentro de la corriente surrealista, nos encontramos con dos vertientes: el surrealismo abstracto, donde destacan artistas como Masson, Miró o Klee, quienes crean universos fugitivos a partir de la rutina; por otro lado se confrontan con artistas como Dalí, Ernst, Magritte, quienes se interesaron más por la vía fantasiosa al exhibir un realismo fotográfico, aunque alejado de la pintura tradicional.

Salvador Dalí

(1904-1989) El pintor más escandaloso y extravagante; sus cuadros presentan figuras imposibles fruto de su imaginación.

Se caracteriza por la provocación y método paranoico-crítico, emplea aluciones a la sexualidad y a la paranoia. También lo caracterizan sus relojes blandos, y sus altas y destacadas figuras sobre un lejano horizonte.

Con el tiempo, su estilo tomaría algo del Barroco, debido al sentido de composición y del espacio, aunque conservó su estilo único e inquietante.

Joan Miró

(1893-1983)  El máximo representante del surrealismo abstracto, aunque fue solamente una fase dentro de su producción. Sus cuadros están llenos de poesía, llenos de colores puros y tintas planas, la obra clave en su evolución es El carnaval del arlequín (1924).

Crea un mundo propio que se abre paso a la abstracción, sus imágenes son simples, con pocos trazos, rechaza la perspectiva, el modelado, el claroscuro y el acabado minucioso. Genera símbolos abstractos, simples, que no tratan de expresar una idea, sino que desean abstenerse a sí mismo en lo irracional.

Remedios Varo

(1908-1963) Pintora de origen español a quien se le relaciona con movimientos de Vanguardia, su obra se muestra de forma personal con la técnica del surrealismo caracterizado por una abundancia de imágenes y una combinación poética y humorística.

La artista realizó sus estudios en la Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, en donde tuvo profesores como Manuel Benedito y Julio Romero Torres; al concluir sus estudios, Gerardo Lizarrageside.

Años después, en 1936, se trasladó a París, donde tuvo su mayor acercamiento a los componentes del surrealismo francés. Durante la Guerra Civil (1936-1939), tras la invasión del ejército alemán, la pintora abandonó la capital francesa y se instaló en la Ciudad de México (1941).

Una vez instalada en la capital mexicana, empezó a trabajar como artesana, pero no tardó en unirse al grupo de los surrealistas, en el que se relacionaría con Leonora Carrington, Octavio Paz, César Moro, José Horna, entre otros.

Lo que lanzó a Remedios Varo al estrellato del surrealismo, fueron sus participaciones en destacadas exposiciones como: “First Papers of Surrealism” de Nueva York (1942) y “Le Surrealisme” de la Galería Maeght de París, y en 1956 presentó su primera exposición individual en la Ciudad de México.

La carrera artística de la pintora se vio truncada y frustrada cuando sufrió un paro cardíaco en su etapa de plenitud. La Segunda Guerra Mundial paralizó toda actividad en Europa. Ello motivó a muchos artistas a marchase a los Estados Unidos; allí surgió una asociación de pintores surrealistas alemanes y franceses.

Estos surrealistas emigrados a norteamérica influyeron en el arte estadounidense, en particular en el desarrollo del expresionismo abstracto en la década de los 40. Cerca del año 1946, el movimiento surrealista estaba ya definitivamente deteriorado en Europa.